Destruyan ahora mentalmente los muros y sustitúyanlos por vías de tren, autopistas, bordes fluviales. Todos ellos límites aparentemente más débiles pero igual de infranqueables.
En este espacio fragmentado, una ciudad, por ejemplo, probablemente todos querríamos vivir en lado de los elegidos. Incluso algunos se sorprenderían a sí mismos pidiendo la reconstrucción del muro que mentalmente acabamos de destruir en el párrafo anterior.